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TDAH y ansiedad: cómo diferenciarlos y tratarlos de forma efectiva

Cuando se habla de TDAH y ansiedad, muchas personas se preguntan si son lo mismo, si uno causa al otro o cómo se diferencian. La realidad es que, aunque pueden convivir, cada uno tiene su esencia, su historia y requiere un abordaje terapéutico adaptado. En Espacio Calma queremos acompañarte en este camino de comprensión con empatía, rigor y creatividad.

El entorno mental: dos realidades que pueden cruzarse

Imagina que tu mente es una gran sala de teatro donde se proyectan dos películas simultáneas. Una es vibrante, llena de movimiento e impulsos desbordados –esa es la historia del TDAH. La otra es dramática y algo angustiante, cargada de preocupación y tensión constante –esa es la de la ansiedad. Aunque distintas, están proyectadas en la misma pantalla y a veces se confunden.

El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) es un trastorno del neurodesarrollo que suele diagnosticarse en la infancia pero que muchas veces persiste en la edad adulta. Se caracteriza por inatención, impulsividad y, en algunos casos, hiperactividad.

La ansiedad, en cambio, es un estado emocional que puede manifestarse en diferentes trastornos, caracterizado por preocupación persistente, miedo anticipatorio y síntomas físicos como palpitaciones, sudoración o tensión muscular.

Ambas condiciones pueden solaparse, generando confusión: alguien puede desconcentrarse por impulsividad del TDAH o por pensamientos ansiosos, y esa sensación de inquietud puede estar presente en ambos.

Cuadro comparativo: TDAH vs. Ansiedad

Este cuadro permite visualizar de un vistazo las diferencias y puntos de contacto entre ambas realidades.

Categoría TDAH Ansiedad
Definición
Trastorno del neurodesarrollo caracterizado por la inatención, hiperactividad e impulsividad
Estado emocional caracterizado por preocupación excesiva, miedo o nerviosismo.
Causas principales
Factores genéticos, neurobiológicos y ambientales.
Estrés, trauma, predisposición genética, desequilibrios químicos.
Síntomas comunes
Dificultad para concentrarse, impulsividad, desorganización, hiperactividad.
Preocupación constante, miedo anticipatorio, síntomas físicos como taquicardia o sudoración.
Inicio típico
Infancia, aunque puede mantenerse en la adultez.
Cualquier etapa de la vida. Común en la adolescencia y adultez.
Dificultades en:
Organización, concentración sostenida, control de impulsos.
Gestión emocional, anticipación del futuro, control de pensamientos.
Diagnóstico referencial
Puede confundirse con ansiedad por la inquietud o la falta de concentración.
Puede parecer TDAH por la destracción causada por preocupaciones.
Tratamiento común
Psicoterapia (TCC), psicoeducación y, en algunos casos, medicación estimulante.
Terapia Cognitivo-conductual, técnicas de relajación, y en casos específicos, medicación ansiolítica.

Comorbilidad: ¿qué tan frecuente es que convivan?

La presencia de ansiedad junto al TDAH es muy común. Según estudios, los trastornos de ansiedad son el diagnóstico comórbido más frecuente, presente en hasta el 46 % de los casos de TDAH en entornos clínicos. Otros estiman que entre el 30 % y el 40 % de los pacientes con TDAH desarrollan también síntomas ansiosos.

En adolescentes, esta comorbilidad suele complicarse: un estudio SELFIE encontró que más del 50 % de jóvenes con TDAH presentaba además algún trastorno psiquiátrico, siendo la ansiedad una de las más frecuentes Esta presencia conjunta suele agravar el cuadro clínico, dificultar la adaptación social y empeorar la calidad de vida.

Además, en mujeres con TDAH, los cuadros ansiosos son especialmente frecuentes y pueden permanecer invisibles por años debido a un diagnóstico tardío o erróneo .

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Impacto en la vida diaria y emociones

Cuando se combinan TDAH y ansiedad, la vida cotidiana puede transformarse en un desafío continuo. La distracción no es solo falta de atención, sino que puede estar teñida de preocupación constante. La impulsividad puede interpretarse como nerviosismo, y la falta de concentración confluir con pensamientos ansiosos. Esta mezcla genera una sensación permanente de estar «desbordado».

Además, las consecuencias emocionales suelen ser profundas: baja autoestima, frustración, agotamiento y sentimientos constantes de insuficiencia. En adultos, el impacto puede reflejarse en relaciones inestables, cambios laborales, estrés excesivo e incluso dependencia emocional.

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Estrategias para convivir, gestionar y avanzar

  1. Autoconocimiento y psicoeducación
    Entender el funcionamiento de tu mente ayuda a desdramatizar la experiencia. Identificar cuándo la mente está distraída por impulsos o por preocupaciones ansiosas es clave para elegir la estrategia adecuada.

  2. Terapia cognitivo‑conductual (TCC) especializada
    La TCC es eficaz tanto para el TDAH como para los trastornos de ansiedad. Aplicada de manera integrada, ayuda a entrenar la atención, regular pensamientos ansiosos y contrarrestar hábitos perjudiciales.

  3. Regulación emocional y mindfulness
    La práctica de técnicas de atención plena, respiración diafragmática o diarios emocionales favorece la estabilización emocional. Aunque la investigación es limitada, hay indicios de su utilidad .

  4. Tratamiento farmacológico personalizado
    En casos de TDAH, los estimulantes son útiles (aunque su uso en adultos no siempre está aprobado) y la atomoxetina ha mostrado eficacia en situaciones comórbidas con ansiedad.  Para la ansiedad, los ISRS y técnicas de relajación funcionan bien.

  5. Apoyo integral y adaptaciones en la vida cotidiana
    Organizadores visuales, pausas estructuradas, rutinas consistentes y ejercicios físicos regulares (como yoga o paseos) pueden facilitar el control emocional y cognitivo .

  6. Perspectiva de género
    En mujeres con TDAH, el abordaje debe ser sensible a cómo los síntomas se expresan, a menudo de forma menos visible (como inatención interna o ansiedad oculta) y a los cambios hormonales que modulan el estado emocional.

En Espacio Calma te acompañamos con propuestas como la terapia individual y la terapia para la ansiedad, donde aplicamos este enfoque integrado, creativo y adaptativo.

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Preguntas Frecuentes

¿Cómo sé si tengo TDAH, ansiedad o ambos?

La respuesta requiere evaluación profesional. Los síntomas similares pueden confundirse, por lo que entrevistas clínicas, historiales familiares y pruebas específicas son esenciales para un buen diagnóstico.

¿Cuál trastorno debe tratarse primero?

Se suele priorizar el que genere mayor malestar o impacto funcional. Sin embargo, tratarlos de forma coordinada es lo más efectivo.

¿Los medicamentos para el TDAH aumentan la ansiedad?

No necesariamente. De hecho, para muchas personas, mejorar la atención reduce la ansiedad asociada a la frustración. Siempre se debe considerar el balance, la dosificación adecuada y el acompañamiento psicológico.

¿Qué técnicas puedo practicar por mi cuenta?

Pequeños hábitos como la respiración diafragmática, el establecimiento de rutinas claras, llevar un diario emocional y hacer pausa consciente entre tareas son aliados poderosos.

¿Es diferente el TDAH en mujeres?

Sí. En muchas mujeres, el TDAH se expresa de forma menos visible y suele diagnosticarse tarde. Puede coexistir con ansiedad, y factores hormonales como la pubertad o la menopausia influyen en los síntomas.

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